
La teoría del Caos y el Crecimiento Personal
¿Sabes qué es la Teoría del Caos?
Es una pregunta retórica, os lo vamos a contar igual. Y también os vamos a contar cómo algo con un nombre tan inquietante puede ayudarnos a mejorar muchos aspectos de nuestra vida.
En 1963 el matemático y meteorólogo Edward Lorenz se hallaba enfrascado en desarrollar modelos que pudieran predecir los cambios climatológicos. Un buen día decidió repetir un modelo realizado anteriormente y tras introducir los datos en el ordenador y observar el resultado se le quedó cara de tonto.
El ordenador había simulado un modelo climatológico para dos meses que no se parecía en nada al obtenido la primera vez.
Algo iba mal.
El matemático hizo lo que habríamos hecho cualquiera en su lugar, probó a apagar y encender el ordenador. Pero nada. Seguía pasando.
Cuando estaba a punto de llamar a su cuñado informático, Lorenz encontró la causa del baile de cifras. Se trataba de un simple redondeo. Para simplificar las operaciones había decidido reducir de seis a tres los decimales con los que calculaba las predicciones (por ejemplo: en vez de 33,003002 kms/hora él tecleaba 33,003 kms/hora). Como su objeto de estudio era la predicción de eventos climáticos, donde se trabaja con grandes magnitudes y no se buscan cifras exactas sino márgenes de probabilidad, el matemático no pensó ni por un momento que esas millonésimas de nada pudieran alterar el resultado. Pero lo hacían, y mucho.
Lorenz lo vio claro cristalino, una variación mínima inicial puede producir grandes alteraciones a largo plazo. Acababa de nacer la Teoría del Caos, una rama de la matemática que nos enseña que la naturaleza y el universo no siguen un modelo previsible. Todo tiene que ver con todo, o dicho de una forma más poética que todos hemos escuchado, el aleteo de una mariposa puede provocar un huracán al otro lado del mundo.
Y aquí es donde queríamos llegar. Este efecto mariposa es aplicable a muchos aspectos de la vida. Aplicado a nuestro día a día nos dice que pequeñas variaciones en nuestros hábitos o costumbres pueden ocasionar grandes transformaciones. Todos sabemos lo mucho que nos cuesta emprender grandes cambios. Aparte de los miedos con los que cada uno hemos de lidiar, la pereza se suma a la fiesta y se encarga de que no veamos más allá de las piedras y barrizales que nos vamos a encontrar por el camino. Solo de imaginarte lo que te espera te entran ganas de encerrarte en tu zona de confort y comerte la llave.
El reto nos parece enorme, insalvable.
Siempre vemos gigantes. Pero son molinos.
La clave está en dividir nuestra ruta en pequeños pasos o acciones mucho más fáciles de imaginar y abordar. Introducir poco a poco esos pequeños cambios en nuestras rutinas hasta consolidarlos y poder dar otro pasito más. Ganar pequeñas batallas hasta la victoria final.